Jesper Gronkjaer, aquel extremo que brilló en el Chelsea y fue figura clave del Ajax, ha dado un vuelco inesperado a su vida. El danés, con más de cien partidos en la Premier League, dejó atrás el fútbol para dedicarse a la construcción y renovación de apartamentos en Dinamarca.
A sus 48 años, Gronkjaer vive en Aarhus, alejado del ruido mediático. "Me siento muy bien ahora mismo. Tengo una buena vida y estoy muy alejado del mundo del fútbol", confesó a Ajax.nl. Tras colgar las botas en 2011, incursionó como comentarista deportivo durante doce años, pero sentía la necesidad de un cambio radical.
Una batalla contra la depresión y un nuevo comienzo
El cambio no fue repentino. Gronkjaer libró una dura batalla de cuatro años contra la depresión y el estrés, que lo mantuvo alejado del trabajo durante nueve meses. Este proceso, según él mismo reconoce, influyó en su búsqueda de un nuevo rumbo. "Quería probar algo nuevo y ahora me dedico a construir y renovar apartamentos. Es completamente diferente a lo que hacía antes", explicó.
La obra y la renovación de viviendas se han convertido en su nueva pasión y fuente de realización personal. "Lo había pensado varias veces en los últimos años de mi carrera, pero primero me convertí en comentarista", relató.
De la exigencia del fútbol a la tranquilidad de la construcción
La rutina actual de Gronkjaer contrasta fuertemente con la exigencia del fútbol profesional. "Disfruto del tiempo libre que tengo. No era un problema cuando era jugador, pero ahora mis días no están planificados hasta el último minuto", comentó. Atrás quedaron los entrenamientos intensos y la presión de los partidos. Ahora, Gronkjaer disfruta de una vida más tranquila y enfocada en su nuevo proyecto.
Gronkjaer conquistó tres títulos en Países Bajos y dejó una huella imborrable en el fútbol europeo. Sin embargo, su historia demuestra que la vida puede dar giros inesperados y que la felicidad se puede encontrar en lugares insospechados.