El partido entre Lanús y Fluminense por la Copa Sudamericana en el mítico estadio Maracaná de Río de Janeiro se vio empañado por graves incidentes entre la policía brasileña y los hinchas argentinos. La represión, que incluyó el uso de palos, gases lacrimógenos y balas de goma, generó momentos de pánico y obligó a suspender temporalmente el encuentro.
Según testigos, los enfrentamientos comenzaron en los baños del estadio y se extendieron rápidamente a las tribunas, donde se encontraban familiares y allegados de los jugadores de Lanús. Las imágenes que circularon en redes sociales muestran la brutalidad de la policía contra los simpatizantes granates, generando indignación y preocupación.
Ante la gravedad de la situación, los jugadores de Lanús se negaron a reanudar el partido hasta que se restableciera el orden y se garantizara la seguridad de sus familiares y seguidores. El árbitro Jesús Valenzuela accedió al pedido y detuvo el juego por varios minutos.
El entrenador de Lanús, Mauricio Pellegrino, expresó su preocupación por los incidentes y destacó la importancia de la clasificación a las semifinales de la Copa Sudamericana. "Estamos muy contentos. Yo particularmente muy feliz por mis jugadores y por toda nuestra gente. Este es un partido que nos va a ayudar mucho a ganar confianza porque supimos pasar el primer envión de Fluminense, que fue muy fuerte, y pudimos adaptarnos a las circunstancias", afirmó Pellegrino en conferencia de prensa.
No es la primera vez que el estadio Maracaná es escenario de incidentes entre la policía y los hinchas visitantes. En el pasado, se han registrado episodios similares con equipos de otros países, lo que plantea interrogantes sobre la seguridad en los eventos deportivos en Brasil.
¿Qué sigue para Lanús en la Sudamericana?
Tras eliminar a Fluminense, Lanús espera rival en las semifinales de la Copa Sudamericana. El equipo argentino se enfrentará al ganador de la llave entre Universidad Católica y Alianza Lima.
Reacciones y repercusiones
Los incidentes en el Maracaná generaron una ola de reacciones en Argentina y Brasil. Dirigentes deportivos, políticos y periodistas condenaron la represión policial y exigieron una investigación exhaustiva para determinar las responsabilidades.
- Organismos de derechos humanos expresaron su preocupación por el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía brasileña.
- La Conmebol emitió un comunicado repudiando los hechos y llamando a la calma.