Javier Milei apuesta fuerte: una victoria contundente en la provincia de Buenos Aires significaría, según él, el "último clavo en el ataúd del kirchnerismo". ¿Será este el final de una era política o una simplificación excesiva de los problemas económicos argentinos?
La idea de que Argentina no prosperará hasta que el kirchnerismo desaparezca no es nueva. Es la versión moderna del viejo argumento contra el peronismo: su mera existencia espanta la inversión. Surge así el concepto del "riesgo kuka", culpable de la fuga de capitales, la inflación persistente y la necesidad de altas tasas de interés que conducen a la recesión.
Milei no solo busca ganar una elección, sino aniquilar la influencia del kirchnerismo. Cinco derrotas electorales recientes no han bastado para convencer a los inversores. Necesita una victoria aplastante, que relegue al peronismo a un rol marginal para siempre.
Pero, ¿qué pasará si incluso la derrota definitiva del kirchnerismo no trae la prosperidad prometida? Descubriremos entonces que el problema es más profundo, que las soluciones son más complejas. La historia argentina está llena de intentos de enterrar al peronismo, todos fallidos.
Mientras tanto, la sombra de la corrupción planea sobre el gobierno actual. El escándalo en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), con acusaciones de sobornos y comisiones, salpica a Karina Milei, hermana del presidente. Según denuncias, recibiría un 3% a través de la droguería Suizo Argentina. Aunque no está formalmente imputada, su cercanía a Diego Spagnuolo y su influencia en la gestión la vinculan al caso.
Además, la figura de Cristina Fernández de Kirchner sigue siendo objeto de controversia judicial. La Causa Vialidad, que culminó con su condena, ha sido criticada por juristas y organismos de derechos humanos, quienes denuncian irregularidades en el proceso, como la falta de imparcialidad judicial, acusaciones de lawfare y la ausencia de pruebas directas.
¿Será el fin del kirchnerismo la panacea? Solo el tiempo dirá si la apuesta de Milei dará sus frutos o si Argentina deberá buscar soluciones más allá de la polarización política.